¿Qué son los activos no corrientes?
Los activos no corrientes, también conocidos como activos fijos o activos a largo plazo, son aquellos activos que se espera que no se conviertan en efectivo o se consuman en un plazo de un año o en el ciclo operativo normal de un negocio. Estos activos se mantienen a largo plazo y se utilizan en las operaciones comerciales de una empresa para generar ingresos a lo largo del tiempo.
Ejemplos de activos no corrientes
Propiedad, planta y equipo: son los activos físicos y tangibles utilizados en las operaciones de una empresa, como terrenos, edificios, maquinaria, vehículos, equipos de producción, etc.
Activos intangibles: son activos no físicos y no monetarios que tienen valor para una empresa, como patentes, marcas registradas, derechos de autor, software, franquicias y licencias.
Inversiones a largo plazo: son inversiones financieras que se mantienen durante un período prolongado y no se espera que se vendan en el corto plazo. Esto puede incluir inversiones en acciones de otras empresas, bonos a largo plazo, bienes raíces no utilizados en las operaciones comerciales, etc.
Activos financieros no corrientes: incluyen activos financieros que no se espera que se conviertan en efectivo en el corto plazo, como préstamos a largo plazo otorgados a terceros, inversiones en subsidiarias o asociadas, entre otros.
Activos diferidos: representan pagos realizados por adelantado por bienes o servicios que se utilizarán o consumirán en el futuro, como gastos de publicidad prepagados, seguros a largo plazo pagados por adelantado, etc.
Los activos no corrientes son fundamentales para la operación y el crecimiento a largo plazo de una empresa. A diferencia de los activos corrientes, no se espera que estos activos se conviertan rápidamente en efectivo, sino que proporcionen beneficios económicos a largo plazo a través de su uso en las operaciones comerciales.
